A las 3 de la madrugada sonó el
despertador, pero con la alegría que supone comenzar un nuevo viaje nos
levantamos rápidamente, y a las 3’45 puntuales como siempre nos estaba recogiendo
el Taxi
Horta Sud, en unos 15
minutos llegamos al aeropuerto. Facturamos y pasamos el control, todo en prácticamente
15 minutos, muy rápidos y sin ningún incidente en el control.
Pedimos un par de capuchinos de la
máquina, los bares estaban bastante llenos, y total, el de la máquina tampoco
estaba tan mal en comparación al de algunos bares.
El embarque del primer vuelo, destino
Frankfurt fue puntual, y la salida prevista a las 6’00 también, llegamos un
poco antes de la hora programada que era a las 8’30. Ya teníamos un vuelo, y
ahora poco más de 2’30 horas hasta el siguiente.
Al llegar al aeropuerto recibimos el
mensaje con el número de teléfono de la línea T-Mobile, debía haber llegado ayer (en
otros viajes siempre nos ha llegado el día anterior), pero como llegó a tiempo
lo dimos por bueno.
Llegamos a la puerta A18 y salíamos por
la Z18, que es algo así como bajar un piso. Ahora tocaba pasar el control USA,
a nosotros nos tocó a los dos el control de drogas, pero vamos todo muy bien; entre
todo, desde bajar del avión y pasar el control nos llevaría 15 minutos.
Paseamos un poco y
desayunamos/almorzamos, un par de capuchinos bastante malillos y un par de
bollos, a precio de oro como siempre (19’20 €).
El embarque fue un poco lioso y no
subimos al avión por el túnel, si no que fue en bus, algo que nos sorprendió.
Cuando llegamos a nuestros asientos, resultó que estábamos separados (en la
parte central con tres asientos nos colocaron en los pasillos, con el del medio
vacío), algo que nos parecía extraño porque habíamos pagado por los asientos y
evidentemente para ir juntos, parecía que habían cambiado de avión o la
configuración de los asientos; pero finalmente no se sentó nadie, así que
fuimos como reyes.
La salida de Frankfurt fue a las 11’10 y
salimos prácticamente en hora, con unos 10 minutos de retraso, por delante nos esperaban
10’30 horas de vuelo, pero la verdad que se hicieron bastante llevaderas. Al
poco de despegar pasaron con un refresco y galletitas, y luego ya nos echamos
la primera siesta.
Al rato llegó la comida, Alfredo pidió pasta
que estaba muy rica, y yo pollo con arroz que también estaba muy rico, y que
acompañe con un vinito blanco; la verdad es que esta comida ha sido de las
mejores en un avión. Una cosa que no entiendo de los aviones, es que te dan el
vaso igual de grande si pides agua, como si pides vino.
Más tarde estando a oscuras, sirvieron
un bocadillo de jamón y queso, luego una peli, una siesta, un poco de música y cuando
quedaba alrededor de una hora y media para llegar, enchufaron luces y sirvieron
una pizza calentita.
Llegamos más o menos en hora a las 13’40
al aeropuerto de Denver, teníamos una escala de 4 horas, así que no debía haber
ningún problema ni estrés. Nada más bajar, el selfie en la aplicación MPC, y al
control de seguridad sin cola, pero esta vez nos hicieron muchas preguntas
(posiblemente la vez que más). Las maletas no tardaron mucho, y la entrega era
justo al lado; pero el problema fue que había que salir y volver a pasar el
control (adiós agua), y luego el trenecito para llegar a la terminal donde
salía nuestro vuelo a San Antonio. Fue muy fácil, y en poco más de 1 hora desde
que bajamos del avión, estaba todo hecho.
Paseamos un poco y luego nos pedimos
unas cervezas y unas papas (29 $), la verdad que en el vuelo nos habían dado
bastante bien de comer y no teníamos hambre. Y luego ya al embarque, muy ordenado
y la salida puntual a las 17’50, aunque estuvimos mucho rato por las pistas; una curiosidad de este vuelo es que en las pantallitas podías ver televisión en directo. Llegamos
también con puntualidad al aeropuerto de San Antonio, a la hora prevista, las
21’04.
Las maletas salieron bastante pronto,
pedimos un Lyft (23’98 $) y en unos 20 minutos llegamos al Best Western Premier Historic Travelers
Hotel Alamo/Riverwalk,
hicimos el check-in en un momento, subimos a la habitación y ya nos quedamos. No
teníamos hambre y estábamos cansados, así que nos instalamos en un momento y a
dormir; llevábamos alrededor de 26 horas levantados y se notaba.